viernes, 24 de junio de 2016

#Brexit ¿Por qué afuera? - Por Ezequiel Volpe.

En el día de ayer, la mayoría (alrededor del 51%) de los británicos decidió que el Reino Unido deje de pertenecer a la Unión Europea. Luego de una campaña que tuvo a los dos principales políticos ingleses en el mismo bando (Cameron y Corbyn, ambos a favor del “remain”, o sea, permanecer), finalmente la mayoría del pueblo decidió tomar otro rumbo. Pero un fenómeno de esta envergadura no se puede explicar sin analizar el contexto en que se da. Hacia ese objetivo vamos.

¿Qué puede llevar a los británicos a tomar una decisión como esta? ¿Cómo puede ser? Más aún cuando los líderes conservadores y laboristas llamaron a la ciudadanía a no dejar la Unión Europea. Probablemente, la respuesta haya que buscarla en los motivos por los cuales algunos sectores quisieron impulsar el Brexit.

En un principio, puede sonar raro que un candidato laborista, que hasta se ha pronunciado a favor de negociar la soberanía de las Islas Malvinas, haya hecho campaña a favor de permanecer comandado por la troika, que viene realizando desastre tras desastre en el viejo continente. Pero nuevamente, y al igual que en el párrafo anterior, deberemos pensar que parte de la respuesta hay que buscarla en los motivos de quienes quisieron decir “leave” (irse).

Y entonces, ¿cuál es el espíritu que fomentó el Brexit? Desde ya, habrá que dejar en claro que el movimiento que abogó por la ruptura con la UE tiene un fuerte contenido xenófobo y anti-inmigración. El pensamiento general de quienes hicieron campaña buscando la escisión es que la Unión Europea es muy permisiva en cuanto a la política sobre los refugiados, incluso cuando permite sin inmutarse que cientos de personas mueran a diario en el Mediterráneo y en el Egeo.

Esto claramente explica por qué sectores de centro-izquierda y de la derecha liberal fueron totalmente reticentes a la idea de que Gran Bretaña deje la Unión Europea. Está más que a la vista que los líderes que llevaron al Brexit lo hicieron con una marcada inclinación fascista, lo que es un fenómeno muy preocupante que se está expandiendo.

Pero entonces, deberemos pensar ahora cuáles son los motivos de esta ola neo-fascista que invade Europa y, de hecho, hace también eco en los Estados Unidos.
Si bien no queda ninguna sobre cuáles son las ideas retrógradas de Donald Trump, Marine Le Pen, Amanecer Dorado o Nigel Farage (siendo este último gran impulsor del Brexit y un gran xenófobo anti-inmigración), es fundamental pensar en qué lleva a la ciudadanía de los distintos países a apoyar candidatos de esta índole.

Y muy probablemente la respuesta haya que ir a buscarla a las políticas de recorte, austeridad y miseria que viene llevando a cabo la dirigencia de la Unión Europea en los últimos tiempos. La troika ha obligado a ajustar a Grecia para no dejarla al borde del colapso y la falta de liquidez y ha intentado e intenta aún imponer una reforma laboral en Francia que encolerizó a los trabajadores que aún permanecen manifestándose contra la misma. Y no debemos olvidar los salvatajes llevados a cabo en la crisis financiera mundial de 2008, la cual dejó a la banca más fuerte que nunca y a los trabajadores de los distintos países sufriendo el ajuste de los gobiernos que buscaron sostener a sus bancos transfiriendo recursos, quitándolos a los sectores más vulnerables.

Hay una tendencia que parece sostenerse en los países que se ven afectados por los desmanes que generan las políticas económicas de la troika, y es que en todos ellos van apareciendo lentamente dos opciones al sistema ajustador reinante: una de centro-izquierda y otra inclinada hacia el fascismo.

Pondremos algunos ejemplos, como Grecia que ha visto irrumpir a Syriza como agrupación progresista pero también ha visto cómo los neo-nazis de Amanecer Dorado obtuvieron una gran cantidad de votos en los comicios. Se puede hablar de Francia también, que tiene a Marine Le Pen con su retórica fascista peleando el poder y del otro lado surgen las manifestaciones izquierdistas contra la reforma laboral. Podemos hablar de Estados Unidos también, donde por un lado aparece Bernie Sanders con un discurso que es cuasi-revolucionario para el país del Tío Sam y por el otro aparece Donald Trump, quien ha manifestado su alegría por el triunfo del Brexit en Gran Bretaña (y seguramente ha sido debido a que es un resultado que acompaña su discurso xenófobo).

Así las cosas, podemos decir que Europa se ve gobernada por los mismos tecnócratas del Fondo Monetario Internacional que han hundido a los trabajadores de varios países en duras crisis durante los últimos años. Pero también podemos observar con claridad cómo hay cierto hartazgo en la sociedad, y ese hartazgo está llevando a la población a buscar alternativas. Las opciones aparecen cada vez más inclinadas hacia los extremos, pero ambas significando una crítica absoluta al sistema económico imperante en el viejo continente.

Sin dudas representa un gran riesgo el avance de los sectores fascistas en los polos de poder del mundo, y parece cada vez más necesario frenarlos para evitar que se retroceda aún más de lo que ya se ha retrocedido durante los últimos ajustes que han lastimado a los pueblos europeos (y también al estadounidense).
El Brexit puede llegar a representar dos cosas, pudiendo resultar una positiva y una negativa. La positiva podría ser un llamado de atención a la dirigencia europea, que tiene ante sus ojos la oportunidad de ver que el sistema que buscan imponer solo ha traído hambre y miseria, y los pueblos europeos están expresando (aunque de diferentes maneras) el hartazgo que les genera el sistema de exclusión. Y la negativa podría ser la confirmación del avance neo-fascista en Europa y en el mundo, lo cual representa un riesgo aún incalculable al día de hoy.

El futuro de Europa es una incógnita, y el Brexit no hace más que sumar otro factor a la incertidumbre reinante. Mientras tanto, deberemos seguir observando cuál de las tendencias que se van impulsando será la que prevalezca en el viejo continente.